Ningún guiso mediterráneo prescindirá de esta hortaliza. Griegos, romanos y egipcios ya conocían sus bondades en la cocina y su legado ha permanecido en el tiempo hasta nuestros días. La verdad es que son pocos los platos que hagan gala de sabor intenso que no tengan como potenciador a la cebolla. Nos atreveríamos a decir que no hay producto de la huerta tan versátil en la cocina como esta hortaliza. 

Como decimos en el título de este post, parece que la cebolla siempre se tendrá que conformar con el segundo puesto. Es como si estuviese obligada a conformarse con ser la perfecta…acompañante y nada más. 

Pues hoy vamos a ilustraros con unas recetas que van a llevarla al primer puesto. Os proponemos 3 formas sencillas de cocinarla y que harán que la apreciéis más aún si cabe. 

Iremos de menos a más, es decir, desde el discreto segundo puesto hasta copar todo el protagonismo. 

Comencemos. 

Vinagreta de cebolla: añade potencia al sabor de tus platos 

Un día cualquiera te pones a cortar cebolla para hacer el sofrito del guiso y empiezas a pensar en todo lo que te queda por hacer ese día. Empiezas a coleccionar tareas y subtareas en tu mente y cuando quieres darte cuenta la cebolla ha sido reducida a una fina pasta. Sabes que si la sofríes se quemará y tendrás que volver a empezar. Pero no tienes por qué desecharla porque vas a hacer una sencilla vinagreta de cebolla. 

Igredientes 

  • Una cebolla 

  • Vinagre 

  • Sal 

  • El zumo de medio limón 

Sencillamente pon la cebolla troceada muy fina en un bol y rocía con abundante vinagre. Añade el zumo de limón y una pizca de sal. A continuación, espera un mínimo de 20 minutos antes de utilizarla. 

El vinagre es un potente ácido que servirá para quitarle la aspereza y exaltará su sabor auténtico.  

Pero no pienses que solo te va a servir para aderezar ensaladas. La vinagreta de cebolla la podrás utilizar como sazonador. Esto quiere decir que todo plato al que le añadas esta sencilla salsa multiplicará la sensación de contraste en tus papilas gustativas.  

Añádela a tus ensaladas, pero también al pescado, a cualquier tipo de crema sin olvidarnos de la carne a la brasa. Pocas salsas dan tanto por tan poco.  

Cebolla caramelizada  

Este es el contrapunto directo. Si antes gozamos de un golpe de sabor basado en la acidez y la fuerza de la cebolla cruda, ahora vamos hasta el otro extremo. Esto no es nuevo: la cebolla cocinada siempre tiende a regalarnos un sutil sabor dulce.  

Ahora se trata de llevar ese sabor al extremo con determinación. 

Pero que nadie piense que vamos a utilizar azúcar en el proceso. Nada de eso. Tan sólo vamos a hacer que salgan los azúcares naturales de la propia cebolla.  

Vamos a tener especial cuidado en la cocción pues aquí reside el secreto que va a diferenciar la cebolla caramelizada de la cebolla abrasada. 

Ingredientes 

  • 6 cebollas medianas 

  • 50 ml de aceite de oliva virgen 

  • Sal al gusto 

Afila el cuchillo porque tienes que cortar las 6 cebollas. Recuerda que se han de cortar en el sentido de la fibra para que todo esté en finas tiras. Para eso corta primero por la mitad y luego en juliana.  

Mientras tanto, calienta el aceite en la sartén sin que llegue a humear.  Elige una grande y robusta. 

Cuando esté caliente, vierte la cebolla y remueve para que el aceite bañe cada una de las tiras. Luego déjalo unos minutos para que empiece a sudar.  

Remueve de nuevo y baja el fuego al mínimo. Ahora se trata de dejar que vaya reduciendo. Removeremos de vez en cuando. 

La etapa de sudado durará más o menos en función de la cantidad de cebolla empleada. Poco a poco el agua que contiene se irá evaporando y empezará a caramelizar y a tostarse. 

Si detectas que se tuesta en exceso puedes añadir un poco de agua. 

Verás que todo el conjunto reducirá su tamaña a una tercera parte por la pérdida de agua. 

Ahora puedes salar, pero no demasiado. 

Cuando la retires puedes escurrir algo de aceite, pero no todo, no vaya a ser que quites la sustancia. 

¡Voilá! Ya puedes utilizar la cebolla para tus hamburguesas, solomillo al horno, sándwiches y un sinfín de platos que te agradecerán este aporte de sabor único. 

 

 

 

Tarta de cebolla 

Aquí, amigos es donde llega el epítome de la cebolla, el paradigma de esta suculenta hortaliza donde se va a lucir y a brillar con luz propia. Esta tarta en realidad es una comida ligera que se puede acompañar perfectamente con ensalada sin miedo a traicionar su esencia.  

Además, jugaremos a los contrastes de sabores para que ninguno de nuestros comensales se aburra en la mesa. 

Ingredientes para 4 personas 

  • 3 cebollas 

  • 3 huevos de corral 

  • 120 ml de nata líquida  

  • 120 g de queso emmental  

  • Masa quebrada de calidad 

  • 15 ml de aceite de oliva virgen 

  • Sal y pimienta 

Lo primero es colocar la masa quebrada en un recipiente de unos 30 centímetros de diámetro. Mientras precalientas el horno a 180ºc, pincha la masa para que no suba. Ahora, introdúcela en el horno y sácala después de unos 8 minutos. 

Las cebollas las cortaremos en juliana y las podremos en una sartén con el aceite de oliva. A fuego medio-bajo, verás que tras 45 minutos empiezan a caramelizar. 

Ahora coge un bol y bate los huevos con la nata, la sal y la pimienta.  

Cuando ya esté mezclado, vierte la cebolla caramelizada añadiendo el queso rallado y vuelva a mezclarlo todo bien.  

Seguidamente, rellenaremos el recipiente con la masa precocida y lo meteremos al horno a 180ºC 35 minutos.  

Cuando se acerque el final, puedes introducir de vez en cuando la punta de un cuchillo fino en el centro de la tarta. Si sale limpio, ya puedes retirar la tarta.  

Finalmente, déjala reposar 5 minutos antes de servirla. 

   

Como veis, hemos ido de lo más sencillo a lo más sofisticado. Esta es la característica de la cebolla. Es versátil como ningún otro fruto de la huerta y por eso es imprescindible que siempre tengamos un buen surtido de ellas. Recuerda que para no quedarte sin, puedes realizar tu pedido a la tienda online de Citrus Gourmet y las recibirás en tu casa para que puedas disfrutarlas cuanto antes.